Bueno debo de admitir que me mantuve pensando un tiempo cual
sería el primer tema que escribiría despues de tanto tiempo y mientras me
encontraba viendo la televisión se me acerca mi perro gandulfo (una mezcla de
maltes y no sé qué, de 4 años) y me acorde de un episodio de la serie animada
“Family Guy” (para ser más exactos episodio 8 temporada 8), que lleva el nombre
de “Dog Gone”, para no hacerla más larga la trama empieza cuando Brian
atropella a un perro y lo mata por haber manejado ebrio. La culpa lo consume y
cuando le confiesa a la familia de lo ocurrido ellos no le dan importancia ya
que no es un crimen atropellar un perro. El empieza a cuestionarse el valor de
su propia vida porque al ser un perro ¿su vida vale menos que la de un humano?,
pero al fingir su muerte y ver la reacción de su familia al creer que lo habían
perdido descubre el verdadero valor de un perro.
Por hacer referencia a otra serie de televisión, en los
Simpson, en el episodio del trapo de Moe
al final el trapo (que por cierto podía hablar) es recogido del suelo por el
perro, quien se hecha tiernamente sobre él, a lo que el trapo menciona que en
todos sus siglos jamás había sentido un amor tan puro y sincero…Fue en ese
momento que decidí a manera de tributo a mi mejor amigo escribir este artículo
sobre los Canis Lupus Familiaris, mejor
conocidos como perros.
Es para mí muy difícil imaginar mi vida sin mi perro, novias
vienen y van pero mi perro siempre se queda conmigo. Gandulfo en particular
pasa mucho tiempo conmigo; si voy a la tienda, él va conmigo, si salgo a la
cochera a leer, el sale conmigo, cuando me recogen del trabajo, él va. En fin
él duerme, come y se la pasa rondando a mi lado.
Cuando estudie en un colegio legionario por allá del año
2010, una de las maestras de formación católica dijo: “cuando eran niños se les
dijo que había el cielo de los perritos, pero la verdad es que solo los humanos
tienen alma y solo nosotros vamos al cielo”, la verdad no sé porque no me
corrieron porque mi respuesta a eso fue “uff maestra si seres tan buenos como
los perros no van al cielo, que esperanza tenemos los humanos”, la maestra
hacía referencia al pensamiento creacionista relacionado con el libro del
génesis de que solo el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, para no
divagar del tema solo quiero que conste que para mí no hay otro se capaz de
demostrar tal devoción, amor y amistad incondicionales como un perro.
El paso del lobo al perro se dio hace aproximadamente quince
mil años, hace tanto tiempo vivíamos en cavernas y los mamut todavía caminaban
por las vastas estepas de finales de la última glaciación. En la opinión de
muchos antropólogos los humanos primitivos nunca hubieran podido alcanzar el
nivel de desarrollo y supervivencia necesarios sin la ayuda de los perros, que
servían como compañeros de caza, alarmas y sistemas de protección contra los
depredadores.
¿Qué seriamos ahora sin ellos?, no existe en la tierra otra
especie con mayor número de razas y diferencias morfológicas y de función como
el perro, hay que admitir que hemos hecho lo que hemos querido con ellos. Desde
pastores hasta lazarillos y de compañía hasta de protección puedes encontrar
canes con todas las formas y tamaños.
Los antiguos aztecas tenían tal apreciación por sus perros
que eran los únicos que confiaban como guías y compañía en el más allá, y ¿Cómo
no hacerlo? Si cuando veo a un vagabundo en la calle que no tiene nada en este
mundo el único que lo acompaña es su perro, si eso no es amor
desinteresado, no sé qué lo sea.
¿Qué nos hace humanos? Muchos contestan que nuestra tan
coronada capacidad de razonar, de diferenciar el bien del mal, me pregunto yo
¿de qué sirve hacerse llamar racional, capaz de saber lo que está bien y lo que
está mal si como especie hemos demostrado ser unos reverendos hijos de nuestra
Pink Floyd?, Como yo lo veo y no es por mi deseo de antropomorfizar a mi perro,
pero Gandulfo sabe cuándo ha hecho algo mal (al igual que yo se esconde de la
rápida y veloz chancla de mi mama) él sabe que hizo algo “prohibido”, que
existen reglas, eso no es instinto.
Ya para concluir los dejo con la intención de que
reflexionen el gran valor de estos y de todos los demás seres vivos, si
queremos mejorar como especie, como seres humanos debemos empezar por dejarnos
de esas ideas retrogradas de que somos dueños y amos de la tierra que nos rodea
y que podemos hacer lo que queramos con ella, y entender que tenemos el deber
de proteger y de preservar la vida de este planeta si queremos alzarnos de
verdad con el título de “especie dominante”.